lunes, 29 de diciembre de 2008

PARAMITAS (Por Club Kiyosaky)

Cuentan que Buda aconsejó cierto día a su hijo Rahula diciéndole:
"Desarrolla tu mente y sé paciente como la Tierra. La gente arroja
toda clase de objetos a la Tierra: desperdicios, cosas sucias, saliva,
pus u orín y la tierra no se disgusta con ellos. Aprende a ejercitar
tu mente para ser paciente y aceptar como la Tierra".

La paciencia en el budismo se conoce como kshanti y es la fuerza que
tienes para sobrellevar el mal y para no desesperar. Es una de las
perfecciones o paramitas necesarias para llegar a la iluminación y la
paz, que pueden ser 6 ó 10 según distintas tradiciones. La paciencia
va unida a la tolerancia y a la aceptación serena de la realidad y de
las personas. A ella se refería el sabio persa Rumi cuando decía por
allá en el siglo XIII: "En la generosidad sé como un río, y en la
compasión sé como el Sol. En ocultar los defectos de otros sé como la
noche, y en la ira sé como los muertos. En la modestia y la humildad
sé como la Tierra y en la tolerancia sé como el mar".

Las seis virtudes o perfecciones (paramitas) budistas las puede
practicar un buen cristiano o cualquier ser humano amoroso: Dana es
generosidad y pide un sereno desapego, Sila es actuar con pureza o
moralidad. Kshanti es paciencia y va unida a la tolerancia y la
aceptación para alcanzar imperturbabilidad. Virya equivale al
esfuerzo, a la entrega que pones en lo que haces cuando amas tu labor.
Dhyana es concentración a través del control de la mente y las
emociones para llegar a la contemplación. Prajña es sabiduría, es
conocimiento espiritual que brinda un claro y valioso discernimiento.
Estas perfecciones o paramitas te ayudan a cultivar la compasión que
debe ser el eje de la vida. En otras palabras, ser bondadoso y
comprensivo, no juzgar y tratar a todos con amor genuino.

UN VUELCO POSITIVO (Por Club Kiyosaky)

Muchas limitaciones son limitaciones sólo porque tú las ves como
tales. Modificando tus creencias podrías transformar tu sensación en
cuanto a tus limitaciones.

¿Te ha pasado alguna vez que las cosas te disgustaran tanto como para
impedirte concretar nada? ¿Te sentiste alguna vez tan frustrado que
eras incapaz de hacer algo?

La tendencia en esos casos suele ser ir a las fuentes de esas
molestias y frustraciones. Sin embargo, hay un camino mucho más
efectivo.

En lugar de pelearte con eso que te fastidia, simplemente deja de
lado el fastidio. En lugar de atacar aquello que te frustra,
simplemente deja caer la frustración.

En lugar de luchar contra los obstáculos, avanza decidido y en tus
propios términos. Lo que alguna vez hayas considerado un obstáculo
insalvable, puede convertirse en tan sólo otro factor a tener en
cuenta.

En gran medida, tú puedes decidir qué cosas te llegan y qué cosas no,
qué te detiene y qué te motiva a seguir avanzando. Dale un vuelco
positivo a tus pensamientos, y cosas que alguna vez podrían haberte
paralizado, ya no lo harán.