Aunque parezca que has perdido el rumbo, quizás no lo hayas perdido en absoluto. Quizás hayas encontrado una manera mejor.
El camino más obvio que conduce al punto de destino, no es el único. Lo que podría parecer como un contratiempo es en realidad una oportunidad para desarrollar una estrategia más realista y efectiva.
Mantente firme en cuanto hacia dónde estás yendo, y flexible en cuanto a cómo llegar allí. Eso te hará seguir avanzando, más allá de las sorpresas con las que te puedas encontrar.
Si te apegas demasiado a un determinado camino, a una cierta manera de hacer las cosas, te predispones a una frustración. Concéntrate, en cambio, en la meta, en el punto de destino, y estate dispuesto a ajustar el enfoque a medida que se vayan presentando los infaltables imprevistos.
Los obstáculos que bloquean tu camino no tienen por qué bloquear tu progreso. Porque puedes aprender, puedes ajustar, puedes mejorar.
Y puedes alcanzar la meta que te habías propuesto alcanzar, incluso si no llegas a ella exactamente como habías pensado. Concéntrate en el resultado, y puedes tener la certeza de que encontrarás el camino hacia allí.
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