miércoles, 30 de junio de 2010

¿COMO SER UN TRIUNFADOR? (Por Jorge Duque)

1. PRINCIPIOS BASICOS
El propósito fundamental de su vida es: Ser feliz, tener éxito y disfrutarlo. Esto le implica vivir su vida con alegría en cada actuación, lograr cada propósito, disfrutar cada momento y triunfar en cada una de las metas propuestas. ¡Claro, no lo dude!, usted fue diseñado para ser feliz, para la grandeza, para la victoria. Usted mismo debe hacerse en la vida. El colegio o la universidad le dan unas pautas, pero usted mismo se forma. ¡Solo! Por sus propios medios, trabaje y estudie todo el tiempo, hasta que perfeccione su arte o su oficio, que lo realice como persona. Y lo primero que debe aprender y nadie le va enseñar son los principios básicos del triunfador, aprendiendo a manejar sus emociones. Es lo más importante para que sea feliz y lleve una vida plena, llena de logros y éxitos.
"Fije sus objetivos personales y alcáncelos" Sus metas deben ser altas pero alcanzables. Entienda lo siguiente: Lo más grave que le puede pasar en la vida, es acostumbrarse a no cumplir sus metas. ¡Eso es gravísimo! ¿Por qué? Porque cuando por alguna circunstancia, usted no cumple su meta, su mente se va acostumbrando a que lo normal es no cumplir y esa es la puerta a la mediocridad. El mejor homenaje a su amor propio, es cumplir sus metas. "Desarrolle su tenacidad" Aprenda a ser tenaz y eso sólo se aprende con las caídas. Levantándose rapidito, cada vez que se cae. La tenacidad nace es después de cada caída. Aquel que nunca ha caído, no es tenaz, porque nunca ha tenido que levantarse. Es muy fácil triunfar cuando no hay obstáculos. Para triunfar, debe aprender a reconocer cuando hay crisis y que es lo bueno que trae, como auto-motivarse y levantarse rapidito con la lección aprendida. "Aproveche su tiempo" Valore al máximo su tiempo y no lo desperdicie en pasatiempos. Comprenda la importancia de un segundo, de un minuto, de una hora, de un día, de un mes, de un año y de toda una vida. Su existencia es muy corta para que sea demasiado pequeña. Con lo que usted es y hace, debe trascender, dejar una huella, abrir un sendero, marcar un camino. Aprenda a salirse de la fila cuando lo considere conveniente, siempre y cuando sepa para donde va. Eso lo logra, aprovechando al máximo su tiempo. "Persevere hasta el final" Acostúmbrese a terminar lo que empieza. Cuando sienta que la vida le pide caminar un kilómetro, usted camine dos. Que nunca le vaya a faltar el esfuerzo personal para lograr lo propuesto. Nunca se de por vencido, por grave que sea la adversidad que se presente, siempre viene acompañada de una semilla de éxito mayor y usted tiene que estar ahí y verla. Cada vez que le suceda algo malo, pregúntese: ¿Qué me ha traído de bueno, esto que me ha pasado? Y descúbralo. Esa es la diferencia entre los que triunfan y los que fracasan. Los primeros, ven lo bueno dentro de lo malo. Los segundos, ven lo malo dentro de lo bueno. Persista hasta el final y nunca pierda de vista la realización de sus sueños.
“Sí usted aplica estos principios básicos Para triunfar, y descubre todo su
Potencial, vivirá feliz y
Alcanzará el éxito en
Todo lo que se proponga"
Aprenda a manejar su mente Su mente es una potencia que bien manejada forja su destino, dándole la oportunidad de demostrarle a la vida todo lo que usted sabe. Las fuerzas invisibles que determinan que a usted le vaya bien, o mal, son las mismas que mueven el universo y de usted depende hacer la conexión mental para que estas fuerzas se encarguen de atraer a su vida las oportunidades. Ellas son: La fe, el amor, la inteligencia, la sabiduría y el poder del pensamiento. La intensidad de su preparación mental y espiritual es el factor más importante para que usted alcance una vida exitosa. Los fracasados, argumentan que no tuvieron oportunidades, si las tuvieron, pero no las supieron aprovechar. ¿Por qué? Ellos, normalmente reflejan un alto nivel de inseguridad, producto de su falta de fe y amor por sí mismos, eso no les permite responder con éxito a las coyunturas que les brinda la vida. Su éxito es todo un proceso permanente y ascendente que se incrementa con su actitud mental. Por eso prepárese todo el tiempo y permanezca atento a ver la oportunidad cuando se presente: ¡Tómela! Permanezca alerta, escriba sus sueños y mantenga ese profundo deseo por conquistarlos. Cuando usted escribe sus sueños, lanza un lazo invisible que atrae la oportunidad, en el momento menos pensado.
"Su éxito en la vida es el crecimiento
Continuo de la felicidad y la
Realización progresiva de
Sus metas"

domingo, 27 de junio de 2010

“NO INTENTE CONVERTIRSE EN UN HOMBRE DE ÉXITO, SINO MÁS BIEN INTENTE CONVERTIRSE EN UN HOMBRE DE PRINCIPIOS” ALBERT EINSTEIN. (Por Eva Carmona)

Leyendo esta frase por un lado se me dibuja una sonrisa en los labios y por otro, siento una tremenda nostalgia por lo lejana que veo esta frase de la realidad.
Quizás en los momentos de crisis, nos vemos obligados a retomar los valores fundamentales que forman parte de nuestros pilares como seres humanos: el honor, la honradez, la lealtad, la justicia, la fidelidad…
Antiguamente, el tener una antigüedad de 25 ó 30 años en una empresa era motivo de orgullo para el trabajador y para el empresario. “Hemos hecho las cosas bien”
Actualmente la antigüedad es valiosa, tanto en cuanto me aseguro un beneficio social y económico que en caso de despido me guarda las espaldas. Es más, si encuentro una oferta de empleo que resguarde estos beneficios y con la que gano un 5% más de lo que marca mi nómina actualmente, no ofrecemos mucha resistencia para cambiar. Esto, en la época de mi abuelo era impensable. Siempre que hablemos de trabajos remunerados según marca la ley y de una convivencia laboral respetuosa y adecuada.
Antes, se cumplía por un sentido de obligación con la empresa, si, pero también con uno mismo. El trabajo formaba parte de la vida y el faltar al trabajo debía estar sobradamente justificado ante el jefe más supremo que era la propia conciencia. Actualmente este sentido de necesidad de trabajar para alcanzar metas personales, familiares y sociales en gran medida se ha perdido. Queremos más vacaciones, jornadas laborales más cortas, salarios más espléndidos, derechos para justificar el absentismo sea por la razones que sea aunque no estén del todo justificadas. Queremos un nivel de bienestar muy por encima de nuestras posibilidades reales, pero lo que es peor de todos, irreales para mantener una economía sana.
Es imprescindible el poder conciliar vida laboral, personal y familiar. Es necesario que las empresas lo faciliten y que los trabajadores lo exijamos y nos comprometamos con aquello que pedimos. Lo que no podemos exigir es mantener el engranaje de una economía que debe mantener una cantidad de gastos sociales enormes a cambio de trabajar cada vez menos, con menor nivel de compromiso y con el único deseo de terminar la jornada laboral para desentenderme de algo que crees que no tiene nada que ver contigo aunque dediques gran parte de tu vida.
Buscamos el éxito y creemos que ser exitoso es tener más y más con menos o ningún esfuerzo. Somos absolutamente intolerantes a la frustración y cualquier revés lo vivimos como si se tratara de un auténtico drama. No tenemos tiempo real para ocuparnos adecuadamente de nuestros hijos, de su educación, de su felicidad, de su escolarización… sin embargo, hacemos esfuerzos ingentes para evitarles cualquier problema que les pueda causar cualquier tipo de trauma. Con este fin nos enfrentamos al tutor para exigirle mejores notas y menor exigencia para que nuestros hijos puedan seguir jugando y salir con los amigos hasta los 18 años.
Aceptamos todas las pequeñas tiranías de nuestros hijos, porque entendemos que la vida es muy dura y queremos facilitársela a ellos en la medida de lo posible. No les ponemos restricciones porque bastantes normas van a tener que cumplir el día de mañana y así un largo, larguísimo etcétera. Con todo esto, no nos puede sorprender que nos encontremos con chavales a los que ya se han tachado como Ni-Ni. Durante casi 18 años no les hemos dejado que vivan en el mundo real y cuando tienen que dar sus primeros pasos en sociedad, cumpliendo normas, leyes, obligaciones y prohibiciones no saben qué hacer.
El querer ser más y mejor, el constante afán de superación es algo que viene en los genes del ser humano. Y este inconformismo es lo que nos ha ayudado a evolucionar de las cavernas a las grandes ciudades que tenemos hoy. Pero esta evolución no ha sido gratuita, sino que es el fruto de muchísimo trabajo, muchísimas vidas entregadas, la aceptación de muchas normas y el convencimiento profundo de tener asumidos una serie de valores éticos y morales fundamentales para el desarrollo. Si miramos en la historia, comprobaremos que tras la caída de las grandes civilizaciones, tras la caída de los grandes imperios, tras el desplome de las grandes organizaciones, tras la ruina de grandísimas empresas SIEMPRE, hay una historia de intrigas, corrupciones, libertinajes, dinero fácil, fines que justifican los medios a cualquier precio, deslealtad y una falta de valores puros absoluta.

¿COMO SER LA PERSONA MAS AFORTUNADA? (Por Francisco Caceres de NeuroNews)

1. Define con precisión lo que realmente deseas.
Tal vez este sea el rasgo más importante de todos y de toda tu vida. Te sorprenderías saber de la enorme cantidad de personas que no pueden contestar la pregunta "¿Qué es lo que realmente quieres de la vida?".

Los experimentos de medición de la percepción indican claramente que nuestra percepción está totalmente determinada por nuestros objetivos o por aquellas cosas que buscamos o en las que ponemos mayormente la atención.

Los hechos fortuitos o casuales que nos pueden ocurrir pierden significado para aquel que no ha definido lo que desea de la vida y este es uno de nuestros más grandes dramas.

De hecho, si no has definido hasta este momento y con claridad tus metas o aquello que deseas, te ruego no sigas leyendo el artículo. Deja todo lo que estás haciendo y ponte en este instante a definir tus sueños, metas, objetivos o como quieras llamarlos. Y si piensas algo así como

"Sí claro, ahora mismo, como no. Por supuesto que lo voy a hacer, pero lo hago mañana", entonces recuerda que no existe el mañana, lo cual me indica que es muy probable que sigas el resto de tu vida sin saber lo que quieres.

Vamos, nada de esto funciona sin haber hecho una solicitud a la vida de lo que esta te tiene que dar.

Yo te entiendo, pero te aseguro que no debes seguir un instante más sin haber definido tus objetivos, así que hazlo en este instante. Yo no me voy, te espero el tiempo que haga falta. Y hazlo por escrito.


2. Ve las coincidencias y causalidades en todas partes.
Existe un concepto en castellano, en desuso por cierto, que representa muy bien este primer rasgo: Serendipia. Viene del inglés Serendipity, neologismo acuñado por Horace Walpole en 1754 a partir de un cuento persa del siglo XVIII llamado «Los tres príncipes de Serendip», en el que los protagonistas, unos príncipes de la isla Serendip (que era el nombre árabe de la isla de Ceilán, la actual Sri Lanka), solucionaban sus problemas a través de increíbles casualidades.

En Wikipedi, la enciclopedia de Internet, encontramos al respecto lo siguiente:

"El término chiripa, mucho más utilizado en lenguaje coloquial, podría considerarse también como un sinónimo de serendipia, si bien se tiene como un modismo de uso no general en el mundo hispanoparlante, se usa con una connotación más bien festiva y se refiere comúnmente a casualidades o eventos fortuitos en la vida cotidiana, incluso a hechos intrascendentes.

También se habla a veces de las seudoserendipias, en las cuales el investigador, tras haber investigado mucho sobre algo sin obtener resultados, consigue finalmente su objetivo, pero a causa de un accidente fortuito o una revelación. Esto suele suceder en los episodios de la serie de televisión House M.D., donde Gregory House acaba resolviendo muchos de los casos por una revelación después de mucho investigar".

Y es que la suerte es un fenómenos difícil de estudiar y más difícil aún de entender. Sin embargo, los científicos se han percatado del enormemente importante papel que juega la casualidad en nuestras vidas, tanto en el amor como en el trabajo. En principio, somos más parecidos a un barco a la deriva que al capitán del navío.

Y parece también, que ciertos tipos de personas están mejor adaptados que otros para estos menesteres de las coincidencias.

Por ejemplo, los psicólogos han encontrado que la extroversión está íntimamente relacionada con las personas que se consideran a sí mismas como muy afortunadas.

Estas personas también se caracterizan por apertura a nuevas experiencias y personas y un bajo nivel de neuroticismo, que es la tendencia a experimentar emociones negativas.

En un extraordinario experimento, Wiesman colocó dos oportunidades afortunadas – un billete de papel moneda en el suelo y un encuentro con un hombre de negocios bien conectado- en el camino de dos tipos de personas. Uno de los tipos de personas eran los que se consideraban muy afortunadas y que las cosas siempre les salían bien, mientras que el otro grupo estaba formado por personas que se consideraban desafortunadas y de mala suerte en general.

Lo que sucedió no termina de dejarme perplejo: los "afortunados" en su mayoría encontraron a la primera el dinero y entablaron conversación amigable con el hombre de negocios, todo esto de manera casual.
Los desafortunados, de nuevo en su mayoría, no encontraron jamás el dinero y se mantuvieron sin cruzar palabra con el hombre de negocios mientras se acababan discretamente su café.

¿Cuáles son las características a su vez de los afortunados? ¿Cómo propiciar las serendipias? En primer lugar tienes que creer en que estas cosas ocurren. Y les ocurren a todas las personas de este planeta.

Jung las llamaba sincronicidades y forman parte de nuestra interconexión con el todo. Nada sucede por casualidad, salvo que tus ojos estén cerrados para las mismas.

Y en segundo lugar busca conscientemente darle o encontrarle el significado las cosas que te ocurren. De nuevo, todo esto es posible si has definido lo que realmente deseas, buscas o quieres.

3. Exponte a la causalidad y a la aventura.


La serendipia favorece a las personas que abordan la vida de manera más flexible y ligera. Saben con claridad lo que desean, pero una vez definido esto, tienden a no preocuparse mucho por los detalles.
Para desarrollar este rasgo de carácter, necesitas abrirte a las sorpresas de la vida.

Las personas tendemos a vivir en patrones recurrentes, lejos de lo nuevo y aparentemente inseguro. Repetimos una y otra vez las mismas historias, los mismos caminos y las mismas rutinas. Ahí no hay lugar para la suerte o, por lo menos, no mucho.

Te puedes preocupar por lo peligros de las redes sociales como Facebook o LinkedIn o Twitter, pero también te puedes enfocar a las enormes oportunidades que representan para hacer relaciones y encontrarse con la casualidad.

Shel Horowitz, un experto en Marketing pero nada famoso, consiguió sin embargo que lo contrataran para dar una conferencia en Davós (Suiza), al descubrir un anuncio en LinkedIn que solicitaba conferencistas en su tema.

Dos consejos a este respecto: Conoce lugares diferentes y cambia tus rutinas de movimientos; y haz cosas nuevas con cierta frecuencia.

Nuestras vidas pueden transformarse profundamente por un cambio superficial en una simple rutina.
Incluso nuestra capacidad visual se ve afectada por el positivismo o negativismo con que apreciamos la vida. Investigadores de la Universidad de Toronto recientemente encontraron que el ver la vida "de color rosa" aumentaba la capacidad de visualizar cosas en los estos individuos, mientras que los que se encontraban de mal humor, tenían percepciones visuales limitadas.

Es decir, nuestra actitud, no solamente afectaba nuestra conducta sino además afectaba la capacidad física de nuestros sentidos, haciéndolos menos agudos.

Una cosa más. Si estás obsesionado con que las cosas deben de suceder únicamente de una manera o forma, entonces estás cerrándole de nuevo la puerta a la suerte. El mundo tiene formas prácticamente ilimitadas de darte lo que solicites. No se las limites.

4. El rasgo de carácter N°4 es, por sorprendente que parezca, huir de las disciplinas rígidas. Las personas orientadas al logro de sus tareas a cualquier precio parecen ser enemigos de la serendipia.

Personas que se precian de ser muy persistentes pueden estar confundiendo persistencia con necedad y, a menudo, pueden atascarse en terminar algo que iniciaron cuando en realidad, no existen buenas razones para terminarlo.

El punto es que a veces, nos empeñamos en seguir un camino dado para alcanzar nuestras metas y esta rigidez nos impide darnos cuenta de otros caminos u oportunidades más adecuados que se nos aparecen de frente de manera inesperada.

Wiseman condujo un experimento muy interesante en el cual dio un periódico a una serie de sujetos y les solicitó que contasen con precisión el número de fotografías que la publicación contenía.

Todos sin excepción contaron las 43 fotografías sin error en unos cuantos minutos y a la primera. Sin embargo, todos ellos se perdieron de dos anuncios, por supuesto sin fotografías, uno que decía "Deje de contar, hay 43 fotografías en el documento" y otro que decía "Dígale al instructor que encontró este anuncio y gane $250 dólares".

En una segunda parte del experimento, los sujetos fueron solicitados de encontrar algo inusual en el mismo documento y en pocos segundos todos dieron con ambos anuncios.

Conclusión: permítase salirse de la tarea de vez en cuando. Necesitamos estar desconectados y relajados para estar atentos a las oportunidades ocultas.

Las oportunidades están realmente en todas partes y, a pesar de la opinión de los economistas modernos, abundan a nuestro alrededor y muchas veces en la forma de "problemas".

El problema, opina Todd Kashdan, psicólogo de la Universidad George Mason, es que conforme nos vamos haciendo mayores, la gran cantidad de reglas de vida que hemos creado de forma tan rígida y no cuestionada, eliminan las oportunidades de cambio todo el tiempo.



5. Desarrolla la capacidad de decir SI con más frecuencia. Para la edad de 18 años se estima que una persona normal ha escuchado la palabra NO unas 180,000 veces en su vida. Con razón es la palabra que primero aprendemos a usar para comunicarnos con los demás.

¿Qué ocurre cuando una oportunidad nos salta de frente en el camino? Si somos como la mayoría de las personas, somos inmediatamente confrontados con dos emociones: intriga y ansiedad o miedo.

Tony Robbins, el famoso experto en conducta humana, asegura que los seres humanos vamos a hacer siempre un mayor esfuerzo por proteger o no perder lo que tenemos que por ganar algo más grande.

"El miedo es nuestro mayor enemigo", le decía Don Juan a Carlos Castaneda en su también famoso libro "Las enseñanzas de Don Juan", y sin duda, una de nuestras mayores habilidades a desarrollar es convertir el miedo en poder.

Existen incontables sentimientos de arrepentimiento en la vida de las personas por decisiones que debieron de tomar frente a una oportunidad única y no tomaron. Treinta años después el arrepentimiento todavía está presente.

La persona que quiso invitar y nunca se atrevió, la oportunidad de trabajo que tuvo en el extranjero y no se atrevió a aceptar, etc.

Quizás no tenga que vender todo y largarse, pero con frecuencia evitamos ni siquiera darle una probada, ahondar más en el asunto. Las personas afortunadas son más atrevidas a probar algo nuevo. En lugar de preocuparse acerca de qué cosas pueden ir mal, piensan algo así como "Suena interesante. Me gustaría darle una probada".

La cosa es que uno nunca sabe dónde está la oportunidad, por lo tanto hay que estar siempre atentos. Me ha ocurrido que en un vuelo con compañeros de trabajo sobrevendido, de manera voluntaria acepté separarme de mis compañeros pues no había asientos juntos para todos. Yo me sacrifiqué a ir con alguien desconocido al lado por más de 6 horas de vuelo sin saber que finalmente terminaría volando en primera clase, pues fue el único asiento que me pudieron asignar.

John Olson, una persona como otra cualquiera, pasó de ser un empacador de supermercado a Presidente de múltiples compañías al aprovechar oportunidades que se le fueron presentando fortuitamente. Un ejemplo de su fortuna es un negocio de toallas fallido que compró a un vecino por $20 dólares y una caja de cervezas y que terminó siendo un negocio de varios millones de dólares.

O la bebida medicinal que un farmacéutico compró a principios del siglo XX por un dólar y que hoy es una enorme empresa refresquera de presencia mundial.

Yo sé, podemos pensar que son personas afortunadas, pero John piensa que "Si una oportunidad está disponible, usualmente la sigo. Esto me ha permitido vivir toda mi vida en una especie de mundo de fantasía sin fin".

¿Será que somos afortunados y por esos pensamos así o porque pensamos así es que somos afortunados? Yo estoy convencido de que es lo segundo.

El secreto para dominar este rasgo de carácter de los afortunados es, ante una oportunidad, preguntarse algo así como "¿Qué es lo peor que me puede pasar?" o "Si me ocurre lo peor posible, ¿lo puedo superar?" o ¿Qué será peor o mayor? ¿El precio de aprovechar esta oportunidad o el arrepentimiento que pudiera experimentar en el futuro?".

Es útil recordar que con más frecuencia de lo percibido por la mayoría de las personas, el precio o costo de algo a corto plazo nos lleva a un beneficio de mucho más largo plazo. Estábamos miedosos de ir a una fiesta en la que no conocíamos a nadie y terminamos haciendo amistades de por vida. Y este es solo un ejemplo.

No digo que diga que sí a todo lo que se le presenta, y mucho menos si es presentado por un vendedor. Simplemente detecte si no está tomando una decisión por miedo o por sentido común y a veces, uno se disfraza del otro. Y que, sin duda, la insidiosa presencia del NO a todo, puede ser uno de sus mayores obstáculos para relacionarse con la diosa fortuna.



6. Ve el fallo o el fracaso como una oportunidad de aprender. Por supuesto, no todas las aventuras en las que uno se embarca salen bien y llegan a buen puerto.

Napoleón Hill, en su famoso libro "Piense y hágase rico" escribió palabras inmortales cuando afirmó que:

"Toda adversidad lleva consigo la semilla de un beneficio equivalente a aún mayor".

La vida de las personas afortunadas no está exenta de imperfecciones ni de arrepentimientos. La mayoría de los empresarios exitosos vienen de ser empresarios fallidos.

A mi edad ya me queda muy claro que nada pasa por casualidad y que una cosa lleva a la otra. Y que un fracaso sólo representa la puerta a una oportunidad mayor.

Conocí a Roberto González Barrera, un conocido y exitoso empresario mexicano cuyo origen viene de moler trigo y maíz en un molino artesanal y manual en su propia vivienda para después salir a venderlo montado en su destartalada bicicleta, recorriendo cientos de kilómetros en un solo día para entregar su pequeño pero preciado producto.

Si bien Don Roberto, como le dicen sus miles de empleados, es un hombre de negocios exitoso, cuenta en su haber con más empresas quebradas y fracasadas que exitosas. Pero su búsqueda de la oportunidad es tan constante que las pocas exitosas han dado por años para las fracasadas y aún más.

A nadie le gusta perder dinero, pero perder algo de dinero puede ser parte de ganar mucho.

La fortuna se hace, no se nace con ella. Esta es la idea que pretendí compartir con usted en este artículo. Y tal vez, también, convencerle de que vivimos en un mundo maravillosamente bien hecho. Perfecto aunque no completo. Perfecto y en constante evolución.

Y que usted y yo, abriendo nuestras puertas de par en par a la fortuna, estamos llevando el mundo, haciéndolo evolucionar, hacia un mundo mejor.

Piense en ello.

EL SECRETO PARA LOGRAR AMOR Y FELICIDAD (Por Deepak Chopra)

¿Cuál es el secreto para que logres el amor y la felicidad?

Si quieres felicidad, dale felicidad a otros; si quieres amor, aprende a amar a los demás;

si quieres atención y aprecio, aprende a dar atención y aprecio; si quieres abundancia material, ayuda a otros a tener abundancia.


De hecho, la manera más fácil de obtener lo que quieres es ayudando a otros a obtener lo que quieren. Este principio opera para individuo, corporaciones, sociedades y naciones.

Si quieres ser bendecido con todas las cosas buenas en la vida, aprende a bendecir silenciosamente a todos con las cosas buenas en la vida.


Hasta pensar en dar, pensar en bendecir, o una simple oración tiene el poder de influir a los demás. El pensamiento tiene el poder de transformación.

Cuando aprendes a dar aquello que buscas, activas y montas la coreografía de la danza con movimientos exquisitos, energéticos y vitales que constituyen el eterno palpitar de la vida.

La mejor manera de poner en operación la Ley del Dar y poner todo el proceso en circulación es tomar la decisión de que en cualquier momento que entres en contacto con otra persona le darás algo.

No tiene que ser algo material; puede ser una flor, un cumplido o una oración, de hecho, las formas más poderosas de dar no son materiales.

Los regalos de cuidados, atención, afecto, aprecio y amor son algunos de los regalos más preciosos que puedes dar, y no cuestan nada.


Cuando conoces a alguien, puedes silenciosamente enviarle una bendición, deseándole felicidad, alegría y dicha. Esta manera de dar silenciosamente es muy poderosa.


Podrías decir "¿Cómo puedo darles a otros en este momento cuando no tengo suficiente para mi"? Puedes llevar una flor. Puedes llevar una tarjeta que diga algo sobre los sentimientos que tienes por esa persona a la que estás visitando. Puedes llevarle un cumplido. Puedes llevarle una oración.


Toma la decisión de dar a dondequiera que vayas, a quien sea que visites o veas. Siempre y cuando estés dando, estarás recibiendo. Entre más das, adquirirás más confianza en los efectos milagrosos de esta ley.

Al recibir más, tu habilidad de dar más también aumentará.

HISTORIAS DE PAULO COELHO (Por Herramientas de Exito)

El cantante sustituto

Sucedió hace muchos años en la Ópera de París (no pude comprobar si es verdad). Las entradas para escuchar a un famoso tenor estaban agotadas, pero justo el día de la actuación, y con la casa ya repleta, se supo que un problema de transporte le impediría al cantante llegar a tiempo.

Desconcertado, el director de la Ópera subió al escenario, explicó lo que estaba ocurriendo, y pidió que un tenor local lo sustituyese.

El público reaccionó como era de esperar: tensión, algunos espectadores levantándose para pedir la devolución del dinero, y otros simplemente aguardando lo que iba a ocurrir, puesto que tenían hora para que los recogiesen sus chóferes y para cenar más tarde, y no sabían a qué dedicar su tiempo hasta entonces.

El tenor sustituto subió al escenario e hizo lo mejor que pudo. Durante dos horas, cantó con toda su alma y todo su corazón. Al final, se hizo un silencio casi perfecto: y es que no era a él a quien esperaban escuchar.

Apenas un espectador aplaudía. Y en un determinado momento, pudo oírse su voz infantil:

- ¡Papá! ¡Has estado genial! ¡Genial!

Al momento siguiente, todo el teatro ovacionaba en pie, celebrando el espectáculo. Una simple palabra de amor le había dado la vuelta a todo.

El viejo cantante de fado

La terraza de mi casa mira hacia el poniente, por lo que tiene la ventaja de que, en los días claros de invierno o de verano, la luz del sol le da de lleno durante casi toda la tarde. Cierta mañana estaba en esta terraza ocupada con las típicas tareas domésticas, cuando vi la figura humilde y andrajosa de un hombre. Si no era muy mayor, es que estaba maltratado por la vida y por el tiempo.

Para moverse recurría a la ayuda de muletas, pues una de las piernas la tenía atrofiada. Y me impresionó porque, a pesar de su problema, aún conseguía cargar una vieja guitarra clásica.

Se sentó en el bar de enfrente y se puso a cantar. Nada más escuchar su voz, ¡me estremecí! Era tan bella como la de un ángel bendito y sereno, si bien triste. Poco a poco fue llenando todo el ambiente y resonando en las paredes, envolviéndome y elevándome... Sentí cómo mis lágrimas involuntarias se deslizaban hacia el suelo, intuí a las personas emocionadas que se asomaban a todas las terrazas. Y a los niños estupefactos y maravillados que habían dejado de jugar...

Comprendí que estaba viviendo un momento de efímera eternidad, de comunión con otras almas, como si por medios mágicos nos hubiesen invitado a otra dimensión, a un universo más bello, en el que tal vez todo tuviese sentido... ¡O tal vez no!

Por fin, su voz se apagó, y avino un silencio con sabor a vacío, casi opresivo, sólo que al instante siguiente los aplausos tronaron efusivos, las sonrisas se iluminaron y los niños, entusiasmados, empezaron a gritar “¡Otra! ¡Otra!”.

Sin embargo, el hombre, como si hubiese cumplido su misión, asió las muletas y continuó su camino. Bajé corriendo y sólo paré, sin aliento, al alcanzarlo. Era tan evidente que se ganaba la vida cantando que, sin dudarlo un instante, le puse un billete en la mano, pero juro que fue sólo al abrazarlo conmovida y pedirle que nunca jamás dejase de cantar, cuando su rostro arrugado y cansado se suavizó... ¡y me sonrió!

No volví a verlo, pero me gusta pensar que sigue por otros caminos, llorando su fado, cumpliendo su misión. Si por casualidad te lo cruzas, dile, por favor, que no lo olvido.

¿El maestro no sufre con los malos discípulos?

Un discípulo le preguntó a Firoz:

-La simple presencia de un maestro, hace que todo tipo de curiosos se le aproximen con la intención de descubrir algo que les pueda beneficiar. ¿Esto no puede ser perjudicial y negativo? ¿Esto no podría desviar al maestro de su camino, o hacerle sufrir por no haber conseguido enseñar lo que quería?

Firoz, el maestro sufí, respondió:

-La visión del árbol del aguacate cargado de frutos despierta el apetito de todos los que pasan junto a él. Si alguien desea saciar su hambre más allá de su capacidad, acaba comiendo más de lo necesario, y pasándolo mal. Sin embargo, esto no le causa ningún tipo de indigestión al dueño del árbol.

»El camino ha de estar abierto para todos; pero Dios se encarga de ponerle a cada uno sus límites.

Isaac es necesario

Había cierto rabino que era adorado por su comunidad; a todos les encantaba lo que decía.

La excepción era Isaac, que, a la menor oportunidad, contradecía las interpretaciones del rabino, y señalaba errores en sus enseñanzas. A los demás les irritaba mucho esta actitud, pero nada podían hacer.

Cierto día, Isaac murió. Durante el entierro, la comunidad se dio cuenta de que el rabino estaba profundamente triste.

- ¿Por qué tanta tristeza? – comentó alguien -. ¡Él no hacía otra cosa que buscar defectos en lo que usted decía!

- No me lamento por mi amigo, que hoy está en el cielo – respondió el rabino – sino por mí mismo. Mientras todos me reverenciaban, él me desafiaba, y yo me veía obligado a mejorar. Ahora que él se ha ido, tengo miedo de dejar de crecer.

ZANAHORIAS, HUEVOS O CAFE (Por Herramientas de Exito)

Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante; creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. parecía que cuando solucionaba un problema enseguida aparecía otro.

Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre el fuego. Pronto, el agua de los tres recipientes estaba hirviendo.

En una olla colocó zanahorias, en otra huevos y en la última colocó granos de café.

Las dejó hervir sin decir palabra. La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre.

A los 20 minutos el padre apagó las hornillas. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los acomodó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso en otro recipiente.

Mirando a su hija le dijo: "Querida, ¿qué ves?"

- Zanahorias, huevos y café - contestó la niña.

La hizo acercarse y le pidió que tocará con cuidado las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban suaves, blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Después de quitarle la cáscara, observó el huevo duro. Finalmente le pidió que probara el café.

Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma. Con gran curiosidad, la hija preguntó: "Qué significa esto, papá?

Él le explicó que que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero cada uno había reaccionado de forma diferente.

La zanahoria llegó al agua fuerte, dura, pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer.

El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior liíquido, pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido.

Los granos de café, por el contrario, eran únicos. Después de estar sometidos al agua hirviendo, ellos habían cambiado al agua.

- ¿Cuál eres tú? - Le preguntó a su hija.

"Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes? ¿Eres una zanahoria, que parece fuerte pero que cuando las dificultades, adversidades y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?

"¿Eres un huevo que comienza con un corazón maleable? ¿Poseías un espíritu fluido pero después de un duro golpe como la muerte de un ser querido, una separación dolorosa, o un despido te has vuelto duro y rígido? Por fuera puedes parecer igual, sin embargo ¿eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido?

"¿O eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor. No al revés. Cuando el agua llega al punto de ebullición, en ese justo momento el café alcanza su mejor sabor.

"Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor o más complicadas, entonces tu reaccionas mejor y haces que las cosas mejoren a tu alrededor."

Y tu, ¿cuál de los tres eres?

¿DICES LA VERDAD? ¿QUE DICEN TUS GESTOS? (Por Emprendedores News)

El dedo acusador o indicador

Llevas tiempo soportando una situación que consideras injusta o quieres dejar clara cuál es la postura de tu empresa frente a un rival o un proveedor hostil. Lo más probable es que acabes reaccionando con un gesto similar al de Benjamín Netanyahu, en la foto inferior captada en una rueda de prensa en Jerusalén. La agresividad resulta bastante evidente en todos sus gestos: desde el dedo acusador que apunta firme hacia un objetivo, hasta la mirada fija o incluso la inclinación de la cabeza hacia el lado contrario de donde mira. Seguramente, está dando paso a un periodista, pero la dureza de la expresión hace que percibamos hostilidad y agresividad. Otra forma de utilizar el dedo es para reforzar nuestra idea, tal y como lo utiliza Barack Obama. La intención del dirigente parece ser la de recalcar que habla para aquel a quien dirige el dedo, como instándole a que lo que está diciendo lo van a conseguir entre los dos y además es cierto; es como un desafío.

El aplomo hecho postura

Piernas abiertas, con la izquierda ligeramente adelantada, sonrisa franca, cabeza levemente ladeada hacia un lado, los brazos detrás, en posición de autoridad… Éste es el gesto de alguien que está satisfecho consigo mismo, la expresión de la autoconfianza, del aplomo. No existe en la actitud del actor Javier Bardem ningún asomo de agresividad o de posición defensiva, todo lo contrario: es más bien lo que los expertos llaman una postura abierta que refleja seguridad, aunque los brazos a la espalda pueden indicar un deseo de mantener las distancias. La sonrisa abierta, dejando entrever los dientes de arriba, señala satisfacción con la situación que se vive. Es una buena postura para utilizar en foros empresariales cuando tienes que estar ante un auditorio o cuando tienes que posar en una foto.

Meditando

Has escuchado algo interesante pero no quieres dar aún tu respuesta, acaríciate la barbilla, cruza un dedo sobre tu boca con el índice hacia arriba, como Isidro Fainé (a la derecha). Es un gesto que nos ayuda a ganar tiempo y transmite seriedad y atención. Otra cosa es cuando nos apretamos la nariz, nos frotamos un ojo u ocultamos la boca con las manos, como Viggo Mortensen (centro) Según el contexto, son gestos que pueden revelar inseguridad, falsedad e incluso mentira. Un gesto que debes evitar en una negociación es el que hace Baltasar Garzón. La preocupación es evidente tanto por la expresión de la cara como por el movimiento de la cabeza que parece apoyarse en las manos como si le pesase el mundo y por esos dedos entrelazados que, cuando están cerca de la cabeza, reflejan inseguridad, disgusto y deseo de defenderse.

Cómo transmitir órdenes

Hay maneras y maneras de tratar a tu gente. Veámoslo en estos dos momentos del último partido que enfrentó al Real Madrid y al Barça en la Liga. En el caso del Real Madrid, Pellegrini habla con Guti y lo hace de una forma que se ve crispada: le agarra por el brazo y se inclina hacia él como con agresividad, sin respetar su espacio personal. Están situados en ángulo recto o casi cara a cara, lo que denota rivalidad y posición de debate. La mano izquierda está abierta de forma tensa, con los dedos separados entre sí, y la cara se ve crispada, tensa, expectante. En el caso de Guardiola, aún transmitiendo preocupación, hay gestos que suavizan y dulcifican la tensión. Están de lado, lo que indica espíritu cooperativo. La mano que explica está relajada, se curva haciendo una C, lo que denota deseo de argumentar, no de imponer como en el caso anterior. Puedes optar por una u otra forma de transmitir tus indicaciones a tus subordinados, pero la diferente efectividad está clara, no hace falta recordar el resultado.

A la defensiva o a la ofensiva

Curiosa imagen tomada el 11 de febrero de 2009, justo después de que saltara el caso Gürtel, donde se busca la escenificación pública de la unión reinante en el PP. Todos junto al líder. Pero es, además, un buen catálogo de gestos individuales. Si quieres que ‘cruzar los brazos’ refleje seguridad y aplomo, liderazgo y proactividad, intenta dejar la mano derecha sobre el brazo izquierdo, tal y como hace Francisco Camps (en la foto, a la dcha. de Rajoy). Si la mano que se apoya en el otro brazo es la izquierda, como hace Soraya Sáenz de Santamaría, podemos hablar de un interlocutor defensivo, reactivo, que busca la aceptación. Además, con una mano se sujeta el brazo en un claro gesto de querer protegerse de las agresiones externas. Rita Barberá y Ana Mato tienen las manos cruzadas delante, un gesto muy habitual cuando hay que estar delante de un auditorio. Pero, en el caso de Mato, la actitud de sujetarse la muñeca señala necesidad de autocontrol y de incomodidad, algo lógico si recordamos que a su ex marido se le vinculó con Correa.

Cuando estamos muy ‘a gustito’

Has acabado una dura jornada y estás hablando con los compañeros. Quizás sea excesivamente informal la postura de Iker Casillas, pero demuestra comodidad, relajación y, lo más importante, autoconfianza. Te pones el mundo por montera y no tienes problemas en mostrarte como eres. Esa seguridad también se refleja en la amplitud de movimientos: las piernas abiertas y los brazos reposados. Es un gesto que revela tranquilidad, consistencia, plenitud. Una amplitud que dice que nos queremos y no tenemos complejo para ocupar el espacio que merecemos. La versión más extrema es la de las piernas sobre la mesa y las manos cruzadas en la nuca: la actitud de dominio por excelencia.

Reforzar la decisión

Las manos abiertas con las palmas enfrentadas y a la altura del pecho es un gesto muy apropiado para reafirmar algo que acabamos de hacer. Eso es lo que se aprecia en este gesto de Gordon Brown (dcha.) captado durante la pasada campaña electoral en el Reino Unido. Las manos deben situarse más o menos a la misma altura y moverse como si estuviesen en una balanza, arriba y abajo, para demostrar que tienes las ideas muy claras. Deben ser gestos serenos y suaves. Si utilizamos los brazos como si fuesen cuchillos, transmitimos crispación y tensión. Cuanto más miren las palmas hacia arriba más autenticidad, sinceridad y honestidad reflejan. Es una postura muy oportuna para aclarar malos entendidos, para mediar en un conflicto, para pedir disculpas… Unir los dedos, no altera en esencia el significado del gesto que queremos transmitir. Pero poner las palmas hacia abajo, quiere mandar un poco el mensaje de “aquí mando yo. Yo controlo esta situación”.


Confidencias de pasillo

Y tras la reunión, llega el momento de las confidencias. En esta instantánea tomada en un descanso de la reunión del G-20, se ve al director del FMI, Dominique Strauss-Kahn; al secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner; y a la ministra francesa de Finanzas, Christine Lagarde. Lo que parece un simple intercambio de impresiones, tiene más lecturas. Para empezar, se ve quién tiene el poder: Geithner está orgulloso de lo que acaba de conseguir (ampliar el fondo del FMI) y parece estar tranquilizando a Lagarde. Él está en el centro de la imagen y los otros dos interlocutores le escuchan. El estatus lo tiene él y él se lo concede a Lagarde como segundo de a bordo: la cara en alto hacia ella, la mano con la palma hacia ella, el cuerpo girado hacia ella. Aunque los gestos de Lagarde, con la mano totalmente vuelta hacia abajo, refleja cierta desaprobación.


Lo conseguí

El presidente francés, Nicolás Sarkozy, es un artista del lenguaje corporal. Tremendamente expresivo, refuerza cada palabra con contundencia. En esta foto, transmite convicción y satisfacción por algo que ha conseguido. A esto contribuye tanto la expresión facial como el gesto de la mano. El puño cerrado es un gesto difícil de manejar porque puede reflejar hostilidad, tensión, nerviosismo, ocultación de la verdad o actitud defensiva; sin embargo, al ir acompañado de una sonrisa contenida, lo que nos devuelve es la sensación del logro. Parece decir: “Bravo”, “lo logré”.


La motivación o la autoridad

Si hay un gesto conciliador por excelencia es el de la mano en el hombro. Es la actitud propia del consuelo, del paternalismo, por eso se asocia a la motivación, a la felicitación, al estímulo y a las confidencias. Es un gesto individual, pero cuando se hace en público demuestra confianza en el otro, aunque, cuidado, también estás demostrando quién manda ahí. En esta escena de la película Celda 211, queda claro que el líder es Luis Tosar, quien parece instar a Alberto Amman a hacer algo con lo que no está de acuerdo. La mano se coloca cómoda sobre el hombro, lo que transmite apoyo. Si en lugar de apoyarse, agarrase o se cerrase crispada, la impresión de dominio sería más fuerte que la de conciliación.


Apretones de mano

Puede tener significados muy diferentes: sumisión o dominación. El dominador es siempre el que lleva la palma de la mano hacia abajo. Por el contrario, si en una negociación quieres trasladarle al otro el mensaje de que le cedes el poder, dale la mano con la palma hacia arriba. Cuando las dos partes quieren mantener el control, lo normal es un saludo vertical. Sujetar del codo o agarrar del hombro mientras se da la mano es un gesto afectuoso, como vemos en el saludo entre el presidente Sarkozy y Catherine Margaret Ashton, de la UE. Pero también puede expresar dominio. La manera de contrarrestar esta exhibición de autoridad es devolviendo el gesto: sujetar por el codo o incluso tocarle el hombro. Cuando se agarra la mano del otro con las dos manos se expresa agradecimiento, afecto, como en la foto de Patxi López.