1. Define con precisión lo que realmente deseas.
Tal vez este sea el rasgo más importante de todos y de toda tu vida. Te sorprenderías saber de la enorme cantidad de personas que no pueden contestar la pregunta "¿Qué es lo que realmente quieres de la vida?".
Los experimentos de medición de la percepción indican claramente que nuestra percepción está totalmente determinada por nuestros objetivos o por aquellas cosas que buscamos o en las que ponemos mayormente la atención.
Los hechos fortuitos o casuales que nos pueden ocurrir pierden significado para aquel que no ha definido lo que desea de la vida y este es uno de nuestros más grandes dramas.
De hecho, si no has definido hasta este momento y con claridad tus metas o aquello que deseas, te ruego no sigas leyendo el artículo. Deja todo lo que estás haciendo y ponte en este instante a definir tus sueños, metas, objetivos o como quieras llamarlos. Y si piensas algo así como
"Sí claro, ahora mismo, como no. Por supuesto que lo voy a hacer, pero lo hago mañana", entonces recuerda que no existe el mañana, lo cual me indica que es muy probable que sigas el resto de tu vida sin saber lo que quieres.
Vamos, nada de esto funciona sin haber hecho una solicitud a la vida de lo que esta te tiene que dar.
Yo te entiendo, pero te aseguro que no debes seguir un instante más sin haber definido tus objetivos, así que hazlo en este instante. Yo no me voy, te espero el tiempo que haga falta. Y hazlo por escrito.
2. Ve las coincidencias y causalidades en todas partes.
Existe un concepto en castellano, en desuso por cierto, que representa muy bien este primer rasgo: Serendipia. Viene del inglés Serendipity, neologismo acuñado por Horace Walpole en 1754 a partir de un cuento persa del siglo XVIII llamado «Los tres príncipes de Serendip», en el que los protagonistas, unos príncipes de la isla Serendip (que era el nombre árabe de la isla de Ceilán, la actual Sri Lanka), solucionaban sus problemas a través de increíbles casualidades.
En Wikipedi, la enciclopedia de Internet, encontramos al respecto lo siguiente:
"El término chiripa, mucho más utilizado en lenguaje coloquial, podría considerarse también como un sinónimo de serendipia, si bien se tiene como un modismo de uso no general en el mundo hispanoparlante, se usa con una connotación más bien festiva y se refiere comúnmente a casualidades o eventos fortuitos en la vida cotidiana, incluso a hechos intrascendentes.
También se habla a veces de las seudoserendipias, en las cuales el investigador, tras haber investigado mucho sobre algo sin obtener resultados, consigue finalmente su objetivo, pero a causa de un accidente fortuito o una revelación. Esto suele suceder en los episodios de la serie de televisión House M.D., donde Gregory House acaba resolviendo muchos de los casos por una revelación después de mucho investigar".
Y es que la suerte es un fenómenos difícil de estudiar y más difícil aún de entender. Sin embargo, los científicos se han percatado del enormemente importante papel que juega la casualidad en nuestras vidas, tanto en el amor como en el trabajo. En principio, somos más parecidos a un barco a la deriva que al capitán del navío.
Y parece también, que ciertos tipos de personas están mejor adaptados que otros para estos menesteres de las coincidencias.
Por ejemplo, los psicólogos han encontrado que la extroversión está íntimamente relacionada con las personas que se consideran a sí mismas como muy afortunadas.
Estas personas también se caracterizan por apertura a nuevas experiencias y personas y un bajo nivel de neuroticismo, que es la tendencia a experimentar emociones negativas.
En un extraordinario experimento, Wiesman colocó dos oportunidades afortunadas – un billete de papel moneda en el suelo y un encuentro con un hombre de negocios bien conectado- en el camino de dos tipos de personas. Uno de los tipos de personas eran los que se consideraban muy afortunadas y que las cosas siempre les salían bien, mientras que el otro grupo estaba formado por personas que se consideraban desafortunadas y de mala suerte en general.
Lo que sucedió no termina de dejarme perplejo: los "afortunados" en su mayoría encontraron a la primera el dinero y entablaron conversación amigable con el hombre de negocios, todo esto de manera casual.
Los desafortunados, de nuevo en su mayoría, no encontraron jamás el dinero y se mantuvieron sin cruzar palabra con el hombre de negocios mientras se acababan discretamente su café.
¿Cuáles son las características a su vez de los afortunados? ¿Cómo propiciar las serendipias? En primer lugar tienes que creer en que estas cosas ocurren. Y les ocurren a todas las personas de este planeta.
Jung las llamaba sincronicidades y forman parte de nuestra interconexión con el todo. Nada sucede por casualidad, salvo que tus ojos estén cerrados para las mismas.
Y en segundo lugar busca conscientemente darle o encontrarle el significado las cosas que te ocurren. De nuevo, todo esto es posible si has definido lo que realmente deseas, buscas o quieres.
3. Exponte a la causalidad y a la aventura.
La serendipia favorece a las personas que abordan la vida de manera más flexible y ligera. Saben con claridad lo que desean, pero una vez definido esto, tienden a no preocuparse mucho por los detalles.
Para desarrollar este rasgo de carácter, necesitas abrirte a las sorpresas de la vida.
Las personas tendemos a vivir en patrones recurrentes, lejos de lo nuevo y aparentemente inseguro. Repetimos una y otra vez las mismas historias, los mismos caminos y las mismas rutinas. Ahí no hay lugar para la suerte o, por lo menos, no mucho.
Te puedes preocupar por lo peligros de las redes sociales como Facebook o LinkedIn o Twitter, pero también te puedes enfocar a las enormes oportunidades que representan para hacer relaciones y encontrarse con la casualidad.
Shel Horowitz, un experto en Marketing pero nada famoso, consiguió sin embargo que lo contrataran para dar una conferencia en Davós (Suiza), al descubrir un anuncio en LinkedIn que solicitaba conferencistas en su tema.
Dos consejos a este respecto: Conoce lugares diferentes y cambia tus rutinas de movimientos; y haz cosas nuevas con cierta frecuencia.
Nuestras vidas pueden transformarse profundamente por un cambio superficial en una simple rutina.
Incluso nuestra capacidad visual se ve afectada por el positivismo o negativismo con que apreciamos la vida. Investigadores de la Universidad de Toronto recientemente encontraron que el ver la vida "de color rosa" aumentaba la capacidad de visualizar cosas en los estos individuos, mientras que los que se encontraban de mal humor, tenían percepciones visuales limitadas.
Es decir, nuestra actitud, no solamente afectaba nuestra conducta sino además afectaba la capacidad física de nuestros sentidos, haciéndolos menos agudos.
Una cosa más. Si estás obsesionado con que las cosas deben de suceder únicamente de una manera o forma, entonces estás cerrándole de nuevo la puerta a la suerte. El mundo tiene formas prácticamente ilimitadas de darte lo que solicites. No se las limites.
4. El rasgo de carácter N°4 es, por sorprendente que parezca, huir de las disciplinas rígidas. Las personas orientadas al logro de sus tareas a cualquier precio parecen ser enemigos de la serendipia.
Personas que se precian de ser muy persistentes pueden estar confundiendo persistencia con necedad y, a menudo, pueden atascarse en terminar algo que iniciaron cuando en realidad, no existen buenas razones para terminarlo.
El punto es que a veces, nos empeñamos en seguir un camino dado para alcanzar nuestras metas y esta rigidez nos impide darnos cuenta de otros caminos u oportunidades más adecuados que se nos aparecen de frente de manera inesperada.
Wiseman condujo un experimento muy interesante en el cual dio un periódico a una serie de sujetos y les solicitó que contasen con precisión el número de fotografías que la publicación contenía.
Todos sin excepción contaron las 43 fotografías sin error en unos cuantos minutos y a la primera. Sin embargo, todos ellos se perdieron de dos anuncios, por supuesto sin fotografías, uno que decía "Deje de contar, hay 43 fotografías en el documento" y otro que decía "Dígale al instructor que encontró este anuncio y gane $250 dólares".
En una segunda parte del experimento, los sujetos fueron solicitados de encontrar algo inusual en el mismo documento y en pocos segundos todos dieron con ambos anuncios.
Conclusión: permítase salirse de la tarea de vez en cuando. Necesitamos estar desconectados y relajados para estar atentos a las oportunidades ocultas.
Las oportunidades están realmente en todas partes y, a pesar de la opinión de los economistas modernos, abundan a nuestro alrededor y muchas veces en la forma de "problemas".
El problema, opina Todd Kashdan, psicólogo de la Universidad George Mason, es que conforme nos vamos haciendo mayores, la gran cantidad de reglas de vida que hemos creado de forma tan rígida y no cuestionada, eliminan las oportunidades de cambio todo el tiempo.
5. Desarrolla la capacidad de decir SI con más frecuencia. Para la edad de 18 años se estima que una persona normal ha escuchado la palabra NO unas 180,000 veces en su vida. Con razón es la palabra que primero aprendemos a usar para comunicarnos con los demás.
¿Qué ocurre cuando una oportunidad nos salta de frente en el camino? Si somos como la mayoría de las personas, somos inmediatamente confrontados con dos emociones: intriga y ansiedad o miedo.
Tony Robbins, el famoso experto en conducta humana, asegura que los seres humanos vamos a hacer siempre un mayor esfuerzo por proteger o no perder lo que tenemos que por ganar algo más grande.
"El miedo es nuestro mayor enemigo", le decía Don Juan a Carlos Castaneda en su también famoso libro "Las enseñanzas de Don Juan", y sin duda, una de nuestras mayores habilidades a desarrollar es convertir el miedo en poder.
Existen incontables sentimientos de arrepentimiento en la vida de las personas por decisiones que debieron de tomar frente a una oportunidad única y no tomaron. Treinta años después el arrepentimiento todavía está presente.
La persona que quiso invitar y nunca se atrevió, la oportunidad de trabajo que tuvo en el extranjero y no se atrevió a aceptar, etc.
Quizás no tenga que vender todo y largarse, pero con frecuencia evitamos ni siquiera darle una probada, ahondar más en el asunto. Las personas afortunadas son más atrevidas a probar algo nuevo. En lugar de preocuparse acerca de qué cosas pueden ir mal, piensan algo así como "Suena interesante. Me gustaría darle una probada".
La cosa es que uno nunca sabe dónde está la oportunidad, por lo tanto hay que estar siempre atentos. Me ha ocurrido que en un vuelo con compañeros de trabajo sobrevendido, de manera voluntaria acepté separarme de mis compañeros pues no había asientos juntos para todos. Yo me sacrifiqué a ir con alguien desconocido al lado por más de 6 horas de vuelo sin saber que finalmente terminaría volando en primera clase, pues fue el único asiento que me pudieron asignar.
John Olson, una persona como otra cualquiera, pasó de ser un empacador de supermercado a Presidente de múltiples compañías al aprovechar oportunidades que se le fueron presentando fortuitamente. Un ejemplo de su fortuna es un negocio de toallas fallido que compró a un vecino por $20 dólares y una caja de cervezas y que terminó siendo un negocio de varios millones de dólares.
O la bebida medicinal que un farmacéutico compró a principios del siglo XX por un dólar y que hoy es una enorme empresa refresquera de presencia mundial.
Yo sé, podemos pensar que son personas afortunadas, pero John piensa que "Si una oportunidad está disponible, usualmente la sigo. Esto me ha permitido vivir toda mi vida en una especie de mundo de fantasía sin fin".
¿Será que somos afortunados y por esos pensamos así o porque pensamos así es que somos afortunados? Yo estoy convencido de que es lo segundo.
El secreto para dominar este rasgo de carácter de los afortunados es, ante una oportunidad, preguntarse algo así como "¿Qué es lo peor que me puede pasar?" o "Si me ocurre lo peor posible, ¿lo puedo superar?" o ¿Qué será peor o mayor? ¿El precio de aprovechar esta oportunidad o el arrepentimiento que pudiera experimentar en el futuro?".
Es útil recordar que con más frecuencia de lo percibido por la mayoría de las personas, el precio o costo de algo a corto plazo nos lleva a un beneficio de mucho más largo plazo. Estábamos miedosos de ir a una fiesta en la que no conocíamos a nadie y terminamos haciendo amistades de por vida. Y este es solo un ejemplo.
No digo que diga que sí a todo lo que se le presenta, y mucho menos si es presentado por un vendedor. Simplemente detecte si no está tomando una decisión por miedo o por sentido común y a veces, uno se disfraza del otro. Y que, sin duda, la insidiosa presencia del NO a todo, puede ser uno de sus mayores obstáculos para relacionarse con la diosa fortuna.
6. Ve el fallo o el fracaso como una oportunidad de aprender. Por supuesto, no todas las aventuras en las que uno se embarca salen bien y llegan a buen puerto.
Napoleón Hill, en su famoso libro "Piense y hágase rico" escribió palabras inmortales cuando afirmó que:
"Toda adversidad lleva consigo la semilla de un beneficio equivalente a aún mayor".
La vida de las personas afortunadas no está exenta de imperfecciones ni de arrepentimientos. La mayoría de los empresarios exitosos vienen de ser empresarios fallidos.
A mi edad ya me queda muy claro que nada pasa por casualidad y que una cosa lleva a la otra. Y que un fracaso sólo representa la puerta a una oportunidad mayor.
Conocí a Roberto González Barrera, un conocido y exitoso empresario mexicano cuyo origen viene de moler trigo y maíz en un molino artesanal y manual en su propia vivienda para después salir a venderlo montado en su destartalada bicicleta, recorriendo cientos de kilómetros en un solo día para entregar su pequeño pero preciado producto.
Si bien Don Roberto, como le dicen sus miles de empleados, es un hombre de negocios exitoso, cuenta en su haber con más empresas quebradas y fracasadas que exitosas. Pero su búsqueda de la oportunidad es tan constante que las pocas exitosas han dado por años para las fracasadas y aún más.
A nadie le gusta perder dinero, pero perder algo de dinero puede ser parte de ganar mucho.
La fortuna se hace, no se nace con ella. Esta es la idea que pretendí compartir con usted en este artículo. Y tal vez, también, convencerle de que vivimos en un mundo maravillosamente bien hecho. Perfecto aunque no completo. Perfecto y en constante evolución.
Y que usted y yo, abriendo nuestras puertas de par en par a la fortuna, estamos llevando el mundo, haciéndolo evolucionar, hacia un mundo mejor.
Piense en ello.
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