Creencia N° 2: Puedo tener éxito
Los exitosos creen que tienen la capacidad de influir positivamente
sobre el mundo - y hacer que las cosas deseables ocurran. No es muy
como un truco de magia de feria donde el mentalista mueve objetos con
su mente, pero está cerca. Las personas exitosas creen que pueden
dirigir el curso de una situación a través de la fuerza de su
personalidad, su talento y capacidad intelectual. Esa es la razón por
la que algunos alzan su mano cuando el jefe pide voluntarios, y otros
se esconden en un rincón, rogando que no los vean.
Las personas que creen que pueden tener éxito ven oportunidades donde
otros ven amenazas. No los asusta la incertidumbre o la ambigüedad,
sino que la aceptan. Si se les da la oportunidad, apuestan a ellos
mismos. Los exitosos tienen importante "centro interno de control". En
otras palabras, no se sienten víctimas del destino. Ven su éxito como
una función de su propia motivación y habilidad, no de la suerte o el
azar o el destino. Cargan con esa creencia incluso cuando la suerte sí
juega un papel crucial en su éxito.
Hace varios años, seis de mis socios quisieron involucrarse en un
acuerdo muy grande. Como yo era el socio mayoritario, necesitaban mi
aprobación. Estaba totalmente en contra del trato y les dije que era
una idiotez. Finalmente accedí pero de mala gana. Siete años después
mi rentabilidad personal de esa inversión "idiota" excedía siete
dígitos a la izquierda del decimal. No podía más que atribuir mi
imprevista ganancia a la tonta y pura suerte. Cuando conté esta
historia a algunos de mis amigos exitosos, insistieron en que mi buena
fortuna fue en realidad el merecido resultado de años de trabajo
dedicación. Esa fue la clásica respuesta de una persona exitosa. Los
exitosos tienden a creer que la buena suerte se consigue a través de
la motivación y la habilidad individual, incluso cuando no es así.
Por supuesto, esta creencia tiene tanto sentido como heredar dinero y
creer que es lo que gracias al propio esfuerzo. A menudo, las personas
exitosas creen que hay una conexión causal entre lo que han hecho y
los resultados, incluso cuando no existe vínculo alguno.
Creencia N° 3: Tendré éxito
Las personas prósperas tienden a ser optimistas. Quien alguna vez ha
trabajado en ventas sabe que si cree que tendrá éxito podría no
tenerlo, pero si no cree que tendrá éxito no lo tendrá. Los optimistas
tienen una tendencia crónica a sobrecomprometerse. ¿Por qué? Porque
creemos que haremos más de lo que en realidad podemos hacer.
A una persona ambiciosa, con actitud de "tendré éxito", puede
resultarle sumamente difícil negarse a las oportunidades. La gran
mayoría de los líderes con los que trabajo hoy se siente tan ocupada o
más ocupada de lo que alguna vez han sentido en sus vidas. No están
tan ocupados porque ser perdedores. Están ocupadísimos porque son
ganadores -se están "ahogando en un mar de oportunidades" .
Imagine lo siguiente: usted hace maravillas en su trabajo. De pronto,
cantidades de personas quieren asociarse a su éxito. Piensan, con
bastante lógica, que debido a que alguna vez usted consiguió un
milagro, puede hacerlo otra vez, pero ahora para ellos. Le aparecen
oportunidades a una velocidad que jamás ha visto antes. Debido a su
creencia en que "tendré éxito", le resulta difícil decir que no. Sin
embargo, si no se tiene cuidado, puede sentirse abrumado, y aquello
que provocó su ascenso provocará su caída.
Esta creencia de "tendré éxito" puede sabotear nuestras oportunidades
de éxito cuando nos llega el momento de cambiar de comportamiento. No
me disculpo por el hecho de estar obsesionado en hacer un seguimiento
de mis clientes para ver si usan lo que les enseño y consiguen cambios
positivos de comportamiento. Casi todos los asistentes a mi programa
de entrenamiento de liderazgo intentan aplicar lo que han aprendido
cuando regresan a su trabajo. La mayoría lo hace y consiguen mejorías,
pero muchos no hacen absolutamente nada y bien podrían haber invertido
su tiempo en mirar comedias en televisión.
Cuando pregunto a estos "buenos para nada", "¿por qué no puso en
práctica los cambios de conducta que usted dijo que implementaría? ",
como mucho la respuesta más común es "quise hacerlo, pero no tuve
tiempo". En otras palabras, estaban sobrecomprometidos. Creyeron
sinceramente que "lo harían más tarde" pero "más tarde" nunca llegó.
Nuestro excesivo optimismo y su resultante sobrecompromiso pueden ser
tanto un obstáculo al cambio, como nuestra negación al feedback
negativo o nuestra creencia en que nuestras fallas son en realidad la
causa de nuestro éxito.
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