Una persona con espíritu creativo es aquella que continuamente está
creando, imaginando soluciones innovadoras a problemas cotidianos o
complejos, tanto en su entorno familiar como en el profesional; estas
personas suelen tener una capacidad de creación visual muy elevada,
acostumbran a ser desestructuradas y muy imaginativas, siempre
ajustándose a los límites y algunas veces incluso sobrepasándolos.
En un entorno profesional favorable pueden ser los impulsores para que
el equipo sea arrastrado hacia trabajos insospechados por la propia
compañía, siempre y cuando el creativo tenga también la capacidad de
ilusionar a su equipo y tenga la suerte de pertenecer a una
organización que le permita innovar.
Normalmente, en la mayoría de empresas, se habla mucho de innovación
pero la realidad está muy lejos ya que la creatividad es el enemigo
público de los conservadores. Por tanto, podríamos decir que un
creativo en un entorno conservador puede llegar a ser ahogado hasta
casi extinguir o anular su capacidad creativa.
Está muy claro que actualmente el entorno del mercado necesita
productos innovadores capaces de ilusionar a los consumidores, y la
innovación, que es un punto diferencial, depende muchísimo de la
creatividad de aquellos pequeños genios presentes en todas las
empresas; como buenos gestores, no debemos dejar que los ahoguen, al
contrario, debemos detectarlos y potenciarlos para el bien de nuestras
empresas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario