Acepta absoluta responsabilidad por todo lo que eres y por todo lo que
serás en la vida. No des excusas o culpes a los demás por tus
problemas o limitaciones. Evita quejarte de aquello que no te gusta en
tu vida y comienza a hacer algo para cambiarlo. Entiende y acepta que
no eres el único responsable por aquellas circunstancias que hoy son
parte de tu vida. Si hay algo en ella que te gustaría cambiar, en ti
está el poder lograrlo.
Tú y sólo tú eres quien tiene el poder de hacerlo. Sólo el tres por
ciento de las personas, sin importar cuánto ganan, se consideran a sí
mismos como sus propios jefes. Independientemente de si se encuentran
trabajando como empleados en una empresa, ellos se comportan como si
trabajasen para ellos mismos en su propia empresa. El error más grande
que podemos cometer es pensar que no trabajamos para nosotros mismo.
Siempre estamos trabajando para nosotros mismo. Siempre eres el
presidente de tu corporación personal de servicios, sin importar con
quien estés vinculado laboralmente en este momento.
Cuando nos veamos de esta manera, desarrollaremos la mentalidad del
individuo altamente independiente, responsable por sus acciones, capaz
de empezar su propia empresa. En vez de esperar a que las cosas
sucedan, hace que ellas ocurran. Se ve como el jefe de su propia vida.
Acepta que es la persona encargada de su salud física, su bienestar
financiero, su carrera, sus relaciones y su hogar. Esta es la manera
de pensar de una persona verdaderamente excelente. Las personas que
han aceptado esta responsabilidad absoluta por sus acciones están
intensamente orientadas hacia la obtención de resultados específicos.
Ellas desarrollan un alto nivel de iniciativa y generalmente, en el
momento de realizar tareas, siempre buscan encargarse de más cosas.
Como resultado, se vuelven las personas más valiosas y respetables en
sus organizaciones.
Continuamente se preparan para ocupar puestos de mayor autoridad y
responsabilidad en el futuro. Deberías hacer lo mismo. Todo aquel que
trabaje para cualquier empresa, debe pensar en sí mismo, no como en un
empleado de dicha empresa, sino como un empresario o empresaria cuyo
cliente principal, en el presente, es su actual empleador. No podemos
continuar con la actitud pasiva de creer que porque contamos con un
empleo tenemos nuestro futuro financiero asegurado. Debemos abandonar
la absurda idea de creer que no debemos preocuparnos demasiado ya que
no estamos trabajando para nosotros mismos.
Debemos recordar que en un mundo laboral tan volátil y cambiante, no
hay ninguna garantía que tendremos este cliente el día de mañana. En
otras palabras, que contaremos con nuestro empleo. Consideremos el
peligro que tendría una empresa que dependiera exclusivamente de un
solo cliente. Entonces, debemos mercadear y posicionar nuestros
servicios profesionales de manera que siempre haya demanda por ellos
en el mercado.
He aquí una pregunta: ¿Si tú fueras el presidente de tu compañía por
un día, o fueras completamente responsable por todos los resultados
donde trabajas, que cambio harías inmediatamente? Sea lo que sea,
escríbale, has un plan y comienza a realizarlo hoy. Este simple hecho
podría cambiar definitivamente tu vida.
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