viernes, 8 de julio de 2011

"LA IMPORTANCIA DE SABER RECIBIR APOYO" (Por Yamila R)

Muchas veces, cuando más ayuda necesitamos, cuando más sufrimos y peor nos va, más rechazamos la ayuda que nos brindan.

Recibir ayuda no nos hace débiles, si lo recibimos bien puede hacernos más fuertes y hablar bien de nosotras.

Debemos aprender a ser independientes, pero también a saber recibir una mano amiga.

Los seres humanos fuimos educados en un contexto de independencia falso; en el que nos enseñaron que siempre debemos hacer las cosas “solos y bien”. Y en el intento de cumplir con la premisa nos embarcamos en una ruta de esfuerzos y fracasos; de ensayo y errores, creyendo que la única forma posible de avanzar y aprender es a través de los golpes de la vida. Dicen que vivir es como estar en la escuela, que vinimos a aprender lecciones pendientes, y que los momentos de alegría y esparcimiento son nuestros recreos. Será tal vez por eso que algunos dicen “la felicidad es un ratico”.

Sin embargo dada la evolución alcanzada, los cambios tecnológicos, y los descubrimientos que se revelaron ante nuestros ojos, seguir sosteniendo como una única posibilidad de aprendizaje el sufrimiento es obsoleto.

Me arriesgo a decir que no sólo del miedo aprendemos o de las malas experiencias, o de los errores, también podemos aprender del amor, de todo aquello que nos sale con éxito, de los sueños, de nuestra voluntad, de la capacidad de escuchar, de dar y de recibir.

Y el verbo “recibir” es uno de los verbos menos actuado en la sociedad de nuestros tiempos. Ha merecido mala prensa. Es mejor “dar” que “recibir”, e incluso “dar sin esperar recibir” es un punto extra que se suma en nuestros currículos de buenas personas. Dar, dar, dar; como dijo la Madre Teresa: “Hasta que duela” pero sospecho que en nuestro entorno social, ha sido malinterpretado.

Dar también implica recibir; dar es estar en actitud de apertura, recibiendo del universo su caudal de información, energía, y amor. Es estar atento a lo que ocurre fuera y dentro de nosotros mismos.

¿Por qué crees que no mereces recibir? Esta tendencia al auto-boicot; a desmerecernos, la arrastramos a todos los ámbitos de nuestras vidas. Cómo he dicho en varias oportunidades lo que sentimos lo expresamos en las acciones cotidianas, en nuestra peculiar forma de relacionarnos.

A veces subsumidas en situaciones de estrés, de ansiedad, de peligro incluso, nos alejamos de la mano amiga, benefactora, contributiva, porque hay una voz interior que nos recuerda que “no somos lo suficiente para merecer ese respeto, ese cariño, esas oportunidades”. Nos cerramos a las posibilidades de avanzar, y crecer, por estar mirando atrás, y autocastigándonos.

Saber recibir apoyo no nos hace débiles, por el contrario, nos glorifica; nos hace más humanas, porque nos sitúa en un plano en el que captamos la finitud de nuestros actos; y la incapacidad para con algunas cosas, en la que podemos decir sin temor “con esto sola yo no puedo” y no perdemos glamour, ni estilo; por el contrario ganamos la confía de ser quienes somos.

Tenemos la capacidad de transformar nuestra realidad, depende de nosotras elegir soportar todo el dolor, solas y en silencio, o compartirlo con quienes nos ofrecen su ayuda.

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