viernes, 8 de julio de 2011

"21 FORMAS DE MANTENER LA PAZ" (Por Byron Katie)

1. Invertir juicios.

Sé consciente cuando estés juzgando o criticando a alguien por un motivo determinado. Por ejemplo, en la cola del super, si te impacientas porque la persona que está delante es lenta y está de cotilleo con la cajera. Rápidamente invierte tu juicio y pregúntate: ¿Eso me pasa a mí también? ¿Soy yo lenta o cotilla a veces? ¿Soy maleducada en mi interior cuando pienso que esa persona es maleducada? Este ejercicio quita tu atención del "otro" y la coloca en ti mismo. El perdón es el resultado natural. Colocar la culpa o un juicio en alguien te deja impotente para cambiar tu experiencia. Asumir la responsabilidad sobre tus creencias y juicios te da el poder para cambiarlos.

2. Los tres tipos de asuntos.

Descubre el daño que te causa estar mentalmente fuera de tus asuntos. Pregúntate, "¿Mentalmente, en los asuntos de quién estoy?" Sólo hay tres tipos de asuntos en el universo: Los míos, los tuyos, y los de Dios. ¿De quién es asunto si ocurre un terremoto? De Dios. ¿De quién es asunto que tu vecino tenga un césped descuidado? De tu vecino. ¿De quién es asunto el que a ti te moleste que tu vecino tenga un césped feo? Tuyo. La vida interior es así de simple.

3. Permanecer en los asuntos de nadie.

Tras trabajar en la práctica de permanecer fuera de los asuntos de los demás, trata de permanecer igualmente fuera de tus propios asuntos. No te tomes demasiado en serio cualquier cosa que creas que sabes sobre ti mismo. "¿Soy sólo este cuerpo físico?" ¿Es cierto eso? ¿Puedo tener la absoluta certeza de que es verdad?

4. Desprenderte de tu cuerpo/tu historia.

Intenta hablarte a ti mismo por un tiempo en tercera persona en lugar de "yo" o "a mí me...". En lugar de decir, " voy a comer", di, "ella va a comer," (refiriéndote a ti misma), o, "ésta va a almorzar"" Haz esto con un amigo durante una hora, la tarde, o todo el día. Experimenta impersonalmente el cuerpo, las historias, y las preferencias que crees tener.

5. Hablar en tiempo presente.

¿Eres consciente de que muy a menudo tus sus conversaciones se centran en el pasado o el futuro? Observa qué verbos utilizas: Fue, hice, seré, iré, etc. Hablar del pasado en el presente es volverlo a despertar y recrearlo completamente en el presente en nuestras mentes, y entonces nos perdemos lo que está presente para nosotros ahora. Hablar del futuro es crear y vivir en una fantasía. Si quieres experimentar miedo, piensa en el futuro. Si quieres experimentar vergüenza y culpabilidad, piensa en el pasado.


6. Fregar los platos

"Fregar los platos" es una práctica para aprender a amar la acción que tienes delante de ti. Tu voz interna, tu intuición o el hábito te guía durante todo el día para hacer cosas simples como fregar los platos, conducir para ir a trabajar, o barrer el suelo. Permitir la santidad de la simplicidad, escuchar su voz interna y después actuar siguiendo sus sugerencias con absoluta confianza crea una vida más graciosa, libre de esfuerzos, y milagrosa.




7. Escuchar la voz del cuerpo.

El cuerpo es la voz de tu mente, y te habla con síntomas físicos como contracciones musculares - tics, punzadas de dolor, cosquillas y tensión, por nombrar unos pocos. Toma consciencia de su frecuencia. Practica la quietud y deja a tu organismo decirte donde tu mente se contrae, no importa cuán sutil pueda ser la tensión. Cuando adviertas una sensación, indaga dentro, " ¿Qué situación o pensamiento contraído provoca esta sensación física? ¿Estoy desalineado con mi integridad en esta circunstancia, y si es así, dónde? ¿Estoy dispuesto a dejar ir esta creencia o pensamiento que provoca esta contracción de mi cuerpo?" Escucha y permite que las respuestas te guíen, y regresa a la paz y la claridad interiores.

8. Informarte a ti mismo.

Este ejercicio puede ayudarte a sanar miedos y temores. Ejercítate en informarte a ti mismo de los acontecimientos en los que te encuentra inmerso como si se tratase de una mera noticia y tú, el periodista que informa de la misma.

Infórmate exactamente del entorno y de qué está ocurriendo "en la escena". El miedo es siempre el resultado de proyectar una recreación del pasado en el ahora o en el futuro. Si te encuentras atemorizado, encuentra la creencia de fondo e indáguela: "¿Es cierto que necesito tener miedo en esta situación? ¿Qué es en realidad lo que físicamente está ocurriendo ahora mismo? Despersonalizar nuestras historias nos da una oportunidad para mirar las condiciones más objetivamente, y escoger nuestras respuestas para lo que nos trae la vida.

9. Escuchar literalmente.

Practica escuchando a los otros en el sentido más literal, creyendo exactamente lo que oyes, y haz todo lo que puedas para resistirte a caer en tus propias interpretaciones sobre la información que comparten contigo. Por ejemplo, alguien te elogia diciéndote que eres muy guapa, y tú lo interpretas suponiendo que la persona guarda alguna intención oculta. Nuestras interpretaciones sobre lo que nos dice la gente son a menudo mucho más dolorosas o atemorizantes que lo que nos dicen en realidad. Intenta confiar en que aquello que le dicen es exactamente lo que quieren decir: ni más, ni menos. Escucha bien a las personas. Te asombras de oír lo que sale cuando permitimos a otros completar sus pensamientos sin interrumpirles. Además, cuando estamos ocupados pensando en que sabemos lo que están a punto decir nos perdemos lo que realmente dicen.

10. Hablar de manera honesta y literalmente.

Habla literalmente. Di lo que quieras decir sin justificarte, sin deseo alguno de manipular, y sin preocuparte por cómo puedan interpretar tus palabras. Practica el no tener cuidado. Experimenta la libertad que sentirás.



11. Observar el juego.

Imagínate en un balcón, observando tu drama favorito sobre ti mismo y lo que te hace sufrir. Mira la historia como en un escenario, piensa en la forma en que las has representado, centenares de veces, quizás miles. Obsérvelo hasta que llegues a estar aburrido. Cuando tu aburrimiento sea sincero, levántate del asiento, abandona el balcón, y “sal del teatro”. Siempre podrás volver a visitarlo. ¿Quién serías tú sin tu historia?

12. Observar una segunda versión del juego.

Describe tu historia desde los ojos y la mente de otro. Escribe tantas versiones distintas como quieras, con sus correspondientes resultados diferentes. Sé consciente.

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